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La noche del 9 de julio de 2024 fue muy difícil para la Monja Nordestina. Ella había terminado sus oraciones y ya se iba a acostar, cuando empezó a tener visiones de escenas muy tristes. Además de ver las imágenes, también escuchaba el sonido de lo que se le revelaba. Ella vio lugares en llamas, explosiones, ciudades destruidas y personas corriendo, llorando y gritando desesperadas.
En la secuencia, tuvo visiones de niños en sus casas, al lado de sus madres que les enseñaban a rezar por la paz. Vio a niños rezando. Muchos eran tan pequeñitos que apenas repetían las palabras de sus madres, sin entender lo que decían. Esa imagen la conmovió profundamente.
Escuchó a su Ángel de la Guarda decir: “Que los niños pidan por la paz! ¡Que les enseñen a rezar pidiendo paz para el mundo!”
Luego, el ángel empezó a repetir, en tono fuerte y urgente: “Oración, ayuno y penitencia! ¡Convócalos!” La urgencia expresada por el ángel le partía el corazón a la monja, que no pudo volver a quedarse dormida. Ella empezó a rezar el rosario y, solo un rato después, la voz del ángel dejó de repetir la instrucción.
El mensaje del ángel es claro: es urgente enseñar a nuestros hijos a rezar por la paz en el mundo. Si la oración de los niños conmueve el corazón de los hombres, mucho más conmoverá a Dios, que es el Padre amoroso por excelencia.
Traducido por: Katia Nogueira
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