La noche del 24 de octubre, la Monja Nordestina rezaba arrodillada delante del Santísimo Sacramento, cuando tuvo la visión de una gran puerta luminosa.
Ella sintió como si el Señor la trajera hacia Él, pero se resistió. No quería tener ninguna visión, solo adorar y reparar. Poco después, no consiguió resistir más y se sintió sumergida en Dios.
Volvió a ver aquella puerta. Ésta estaba en el centro de una inmensa muralla luminosa, tan alta que la monja no conseguía ver hasta donde llegaba.
Había una multitud de personas enfurecidas tirando piedras contra la muralla. Entre ellas y la puerta, había gente arrodillada, rezando. Detrás de los que rezaban, formando una barrera para proteger la puerta, estaban siete ángeles.
La monja oyó la voz de Nuestro Señor:
- Hija mía, Mi Iglesia jamás será destruida. Cuando los hombres intenten destruirla, Yo intervendré.
Ella oyó a uno de los siete ángeles tocar una gran trompeta. El sonido ensordecedor hizo que todas las personas cayesen con el rostro en tierra, tapándose los oídos. La monja también no conseguía soportar lo que oía.
Oyó nuevamente la voz del Señor. Cuando Él comenzó a hablar, ya no se oía la trompeta.
- Los hombres no cesan de herir a mi Iglesia. Pero ellos no la destruirán, porque ella nació de Mi Corazón abierto en la Cruz. Ella es fruto de Mi Cuerpo y Sangre. Antes que la destruyan, Yo manifestaré Mi Verdad y todos se inclinarán golpeándose el pecho. Los hombres se arrepentirán de todo el mal que hicieron contra Mi Iglesia y contra Mí. Muchos se convertirán y encontrarán misericordia. Este será un día de gran dolor y de gran gracia. Pero antes de que eso suceda, ¡mira hacia el cielo!
Después de esto, la visión terminó. La monja se sintió como se había sentido el 12/05/2023, cuando vivió la iluminación de la consciencia: exhausta, aplastada, con todo el cuerpo temblando.
Su ángel le inspiró meditar Sofonías 2, 1-3.
Venid todos, juntaos, nación desvergonzada, antes que el decreto produzca ese día que pasará como polvo, antes de que venga sobre vosotros la ira del furor del Señor, antes que venga sobre vosotros el día de la indignación del Señor. Buscad al Señor todos vosotros. Los humiles en esta tierra, vosotros los que guardáis sus preceptos; buscad la justicia, buscad la mansedumbre, para ver si podéis hallar un abrigo en el día de la ira del Señor.
Su ángel también le dijo que me enviara el relato de la visión ese mismo día.
A la luz de las demás revelaciones, los ataques contra la muralla pueden significar los ataques contra la Iglesia; la puerta, la entrada al Reino de los Cielos a través de la Eucaristía. Cuando intenten suprimirla, Dios intervendrá. Al son de la trompeta del Aviso, todos veremos nuestros pecados. Muchos dolores y gracias vendrán de ese acontecimiento. Oremos para que estemos preparados.
Traducido por: Maria Cristina Jacome
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