En el día 22/04/2023, la Monja Nordestina recibió una revelación en un sueño. Había dos grupos separados por una barrera transparente. De un lado, las personas se divertían y se entregaban intensamente a los placeres. Del otro lado, oraban, pero eran frías y apáticas. La monja se encontraba junto al segundo grupo.
Vio un gran destello de luz. Cuando volvió a mirar a los que se divertían, vio un extraño cerro colorido. Se acercó y entendió: todos estaban muertos. Sus cuerpos estaban apilados unos arriba de otros, abandonados.
Un niño de unos diez años apareció y se acercó a los cadáveres. Los observó durante largo rato, con una tristeza mortal. Llorando, miró a la monja, y se fue.
Ella se puso a orar por los fallecidos. Escuchó a una voz decir: “Los secretos de Mi Madre, en La Salette, no los quisieron escuchar.”
Entre los que oraban, la monja fue la única que se dio cuenta de la tragedia del otro lado. Los demás no veían nada, o no querían verlo, indiferentes. Ella se percató de que todos los que estaban allí eran sacerdotes, laicos consagrados o personas de vida religiosa como ella.
Una mujer los llamó para oír el secreto de La Salette, que sería narrado en un auditorio. Pocos fueron. La narración causó espanto en la monja, debido a que anunciaba una versión corta y amena del secreto. Ella trató de interferir y explicar la versión correcta, pero nadie la escuchaba.
Salió de donde estaba y escuchó otra voz decir: “Los sacerdotes, ministros de Mi Hijo, con su mala vida, están perdidos, porque no quisieron escucharme.” En la mitad de la frase se despertó. Ya despierta, escuchó la frase ser terminada en voz nítida, dulce y triste.
Entiendo que la revelación describe la dimensión espiritual de nuestros días. Muchos religiosos parecen desinteresados, mientras otros caen en el discurso de la Falsa Iglesia, representada por la mujer. Los laicos que sucumben, se asemejan a la figura de Lc 17,26-30. Son abandonados a la muerte eterna por no tener quien rece por ellos. El niño que llora es el pequeño remanente que quedará después de la Tribulación.
Lucas 17,26-30:
En los días del Hijo del Hombre sucederá lo mismo que en tiempos de Noé:
la gente comía, bebía, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio que los hizo perecer a todos. Ocurrirá lo mismo que en tiempos de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba. Pero el día que salió Lot de Sodoma, cayó desde el cielo una lluvia de fuego y azufre que los mató a todos.
Lo mismo sucederá el día en que se manifieste el Hijo del Hombre.
La revelación nos llama a orar por los pecadores y por la Iglesia, rescatando la importancia de las palabras de la Virgen de La Salette. En Su profecía, la iglesia es eclipsada mientras la humanidad padece.
Traducido por: Katia Nogueira
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