El 10/12/2023, la Monja Nordestina rezaba pidiendo a Nuestro Señor que le rompiera el corazón y le sacara todo lo que no fuera de Dios, cuando tuvo una visión.
Vio una gran iglesia de cristal. Estaba completamente agrietada, con pequeñas fisuras que se esparcían desde la base hasta el techo. Parecía que en cualquier momento se derrumbaría. Dentro de la iglesia, en los bancos, varias personas estaban sentadas. Ellas no se percataban de que el templo se estaba rompiendo. Entonces, algunas empezaron a darse cuenta.
La monja no entendió la visión y preguntó al Señor si tenía relación con la oración que estaba haciendo, en la cual pedía que le rompiera el corazón. Escuchó la respuesta:
— No, Hija Mía, no se trata de tu oración. No mires más hacia ti misma. Se trata de Mi Iglesia. Mira: ella está hecha de un cristal purísimo e inmaculado. Por eso, los rayos de Mi amor, misericordia y justica bajan sobre ella y, atravesando ese cristal, irradian a todos Mis hijos. Mira: ellos quieren destruirla desde adentro.
La visión se hizo más nítida y se revelaron nuevos detalles. Algunos hombres y mujeres tenían en sus manos cinceles y martillos. Aunque las personas parecían diminutas frente a la grandiosidad de la iglesia, lograban con pequeños e insistentes golpes, perforar las paredes del templo, que se agrietaban a lo largo de toda su estructura.
— Cuando Yo permita que Mi Iglesia aparentemente se desmorone — continuó el Señor — sus enemigos tratarán de reconstruirla. Sin embargo, ella no tendrá belleza y estará repleta de grietas. Por ella, ya no pasarán los rayos de Mi amor y de Mi misericordia, pues solamente aquel que la creó puede reconstruirla con todo su esplendor y perfección. Pero no tengáis miedo: esa falsa iglesia un durará mucho tiempo. ¡Yo mismo vendré a destruirla con el poder de Mi Cruz, y reconstruiré Mi Iglesia!
Después de la revelación, la monja vivió varios meses de pruebas espirituales, y solo obtenía consuelo divino cuando rezaba por otras personas.
No seamos nosotros los destructores de la Iglesia que empañan las gracias de Dios, ni los que no se dan cuenta de los golpes que ella sufre. Oremos por el auxilio divino, para que el Señor venga pronto a restaurar Su iglesia, ¡y ella vuelva a triunfar!
Traducido por: Katia Nogueira
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