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La Reunión Secreta (29/12/2021)

Foto del escritor: Lucas GelásioLucas Gelásio

El 29 de diciembre de 2021, la Monja Nordestina tuvo un sueño que la hizo meditar muchísimo. Ella siente que hay algo importante en ello debido al simbolismo de sus elementos.


En el sueño, ella estaba junto a un grupo de personas que caminaban en caravana. Después de caminar por un largo tiempo, ya no sabían donde estaban. Todos estaban cansados, hambrientos y sedientos. Vieron un lago y allí se detuvieron a descansar.


La monja admiraba el paisaje del lago, que era grande, bonito y de aguas transparentes, pero de repente lo reconoció y, asustada, alertó:


— ¡No tomen esta agua! ¡Sé dónde estamos! Cuando todos se acercaron, ella continuó: - Ese es el lago Kivu, estamos en Ruanda. Esta tierra está manchada de sangre. ¡En este lago fueron tirados miles de cuerpos durante el genocldio! Tenemos que irnos.


Todos tomaron sus pertenencias y siguieron a la monja. Buscando una manera de salir del país, vieron una casa grande, muy humilde y pobre. En la puerta había un militar vestido como general, quien se acercó a los viajeros y les dijo:


— ¿Ustedes están cansados, hambrientos y sedientos? Vengan, tenemos todo lo que necesitan: camas, comida y bebida. Después ustedes pueden seguir el viaje.


La monja pensó rechazar, el hombre no le inspiraba confianza. Sin embargo, antes que ella contestara, varias personas del grupo ya habían ingresado a la casa junto con el hombre. Ella también entró.


El interior de la casa era semejante a un rico palacio, repleto de comidas y bebidas. Había allí más personas, de diferentes nacionalidades. Los viajeros comenzaron a comer, beber y a conversar con aquellos que estaban de antes en la casa, pero la monja se mantuvo en un rincón desconfiada.


El general que los había recibido se acercó a la monja.


— Ven, te necesitamos — le dijo. — No tenemos a nadie de Brasil acá — continuó, llevándola a otra sala.


Cuando entró, la monja vio a representantes de diferentes países participando de una reunión secreta y comprendió que todo lo demás era una fachada. Sentada, empezó a oír lo que decían.


En el centro de la sala, un hombre hablaba de un ataque sorpresa y de una guerra silenciosa que no dejaría espacio para defensa.


Los participantes de la reunión no estaban todos de acuerdo, algunos aprobaban la guerra escondida, otros preferían un conflicto violento y sangriento como el de Ruanda. La discusión era grande y todos hablaban al mismo tiempo.


La monja se paró delante de los representantes y les dijo:


— ¡Paren ya! — y todos hicieron silencio. 

— ¿Cómo pueden querer repetir lo que pasó aquí? ¿Como pueden querer nuevamente quitar la vida de sus hermanos? ¡Nunca haré parte de eso!


La monja abrió la puerta, viendo nuevamente el salón donde todos comían. Alguien la detuvo, impidiendo que saliera. Era un hombre alto, de tierno y corbata. Posteriormente, la monja lo identificó como Théodore Sindikubwabo, presidente interino en la época del genocldio. Él le dijo:


— Tienes que quedarte. Entendiste mal, te necesitamos.


— Todo lo que sucedió aquí fue tu culpa — contestó la monja. — ¿No bastó con la muerte de tus hermanos? ¿Quieres matar al mundo entero?


Él bajó la cabeza y regresó a la sala de reunión. La monja empezó a llamar sus compañeros de viaje para irse, explicándoles lo que sucedía, pero nadie le daba importancia. Abrió la puerta de salida, decidida a irse sola, cuando uno de sus compañeros le dijo:


— No te vayas, por favor. Aprovecharemos un poco más y luego nos vamos.


— Si nos quedamos aquí, no saldremos nunca más – contestó la monja llorando. – No puedo ser parte de eso.


La monja se fue sola. Así terminó el sueño.


Puede ser que este sueño no haya sido exactamente una revelación, pero aun así haya sido divinamente inspirado para darnos elementos de meditación. Los viajeros perdidos pueden simbolizar la humanidad, espiritualmente confusa y debilitada, al borde de una nueva matanza sin darse cuenta. La casa, humilde por afuera y rica por dentro, parece ser la falsa solución, donde las promesas de riquezas terminan haciendo con que olvidemos los errores del pasado y volvamos a caer en ellos. La discusión secreta puede representar las intenciones de los demonios, pero también a las de las autoridades que, bajo su influencia, deciden por el mal a escondidas. El hecho de Brasil no estar en la reunión parece ser una señal de esperanza para ese país. Y la falta de atención de los que no escuchaban a la monja puede simbolizar a los hombres que, distraídos por los bienes materiales, no escuchan a los llamados de Dios.


Escuchemos la voz de Nuestro Señor y abandonemos las falsas soluciones mientras hay tiempo. Es hora de nuestra conversión.


Traducido por: Katia Nogueira


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Professor Lucas Gelásio
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