Una monja del noreste de Brasil me contactó, después de hablar con su superiora, pidiéndome ayuda para discernir si algunos fenómenos que le ocurrían eran de origen divino. Luego de un minucioso análisis, me pareció que todo estaba dentro de los criterios de discernimiento y enseñanzas de la Iglesia.
Además, tuve algunas confirmaciones personales respecto al origen divino de tales revelaciones y por ende decidí publicarlas, guardando la identidad de la monja. A su solicitud, no estoy haciendo uso de un seudónimo, sino de la antonomasia “Monja Nordestina”.
Traducido por: Katia Nogueira
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