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11 de febrero de 2020
Era de noche, cuando el Padre Olivera fue a celebrar una misa en conmemoración del día de Nuestra Señora de Lourdes, en la casa de una familia a la que tiene mucho aprecio. En la casa había un pequeño oratorio. Durante la consagración, en el momento de adorar Jesús Sacramentado, el sacerdote tuvo una visión, a través de una imagen que venía de la propia Eucaristía. El padre describió cuatro imágenes nítidas:
Primero, vi al Santo Padre entrando a un avión, saludando a la gente y sonriendo.
La segunda imagen fue de la Plaza Roja en Rusia. Vi la catedral de San Basilio y, enseguida, vi algo semejante a dos estrellas chocando y una gran explosión en el cielo.
La tercera imagen era el funeral del papa emérito. Había pocas personas acompañándolo y mucha tristeza.
La cuarta imagen era del Santo Padre caminando solo por las calles de Roma. La apariencia de la calle era como de posguerra. Él fue hasta la plaza de San Pedro, pero, al acercarse, se levantaron rejas de hierro delante de él. Las rejas eran de portones antiguos, y el hierro parecía estar hirviendo. El Santo Padre se acercó, pero no logró pasar por las rejas.
Luego de esa última imagen, la visión terminó y el padre siguió celebrando la Santa Misa.
Traducido por: Katia Nogueira
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